El qué, por qué y cómo del diseño de raciones

Brian Sundberg para Progressive Dairyman

Como nutricionista lechero que trabaja con más de 50.000 vacas, estoy constantemente haciéndome estas preguntas: “¿Qué pongo en el alimento de las raciones de mis clientes? ¿Por qué lo estoy poniendo? ¿Cómo debería ponérselo?”. Las respuestas a estas preguntas son multifactoriales y pueden cambiar rápidamente con la volatilidad de los mercados y economía lechera de hoy en día. En 2011, soy responsable por más de USD 100 millones que se gastarán en alimentación, y debo maximizar cada uno de esos dólares. Considere cómo se están gastando sus dólares. Además, a medida que lea este artículo, desafíese a comprender el qué, por qué y cómo del diseño de la ración para sus vacas lecheras.

Lo que les dé como alimento en raciones para el ganado lechero debe evaluarse en una base continua para garantizar un óptimo retorno sobre la inversión. ¿Tiene valor cada ingrediente? ¿Ayuda al rumen y a la salud de la vaca? ¿Está ocupando espacio en la ración que podría llenarse con otro ingrediente más económico?

En la economía lechera de hoy en día no podemos alimentar a las vacas solo porque “esto es lo que les dimos siempre”. Demasiadas veces evaluamos raciones que tienen piensos en ellas que una vez fueron de valor, pero que hoy en día esos mismos alimentos no brindan el mismo retorno sobre la inversión.

Su nutricionista primero debe comprender qué nutrientes y atributos físicos existen en cada alimento, luego debe determinar si existe una manera más económica de brindárselos a la vaca. Por ejemplo, el alimento de poroto de soja versus canola: hay que hacer cálculos para determinar el mejor valor considerando los nutrientes principales que ofrece cada ingrediente.

Existen herramientas desarrolladas para evaluar los múltiples nutrientes, la biodisponibilidad y las comparaciones de costos entre los ingredientes. Sin embargo, estos programas lineales no incorporan el valor de los atributos físicos de los ingredientes. Además, puede haber una gran brecha en el costo por unidad de proteína, lo que permite que los productores lecheros capitalicen en base a las diferencias del mercado. Por ejemplo, alimentos con gluten de maíz versus alimentos con germen de maíz: en diversas ocasiones, una es un valor sobre el otro y hay que cambiar las raciones en consecuencia.

Otra pregunta común es: “¿Deberíamos alimentarlas con semillas de algodón?”. La respuesta generalmente es “Sí, porque siempre las hemos alimentado con eso”. Error. La semilla de algodón es un alimento excelente, pero debemos preguntar si existe un precio donde simplemente no podamos afrontar alimentarlas con ella. Esto significa que el nutricionista debe trabajar más duro y ponerse más creativo para brindar los mismos resultados a partir de alimentos que sean más económicos. Lo que les pongamos como alimento en las raciones también puede estar dictado por los objetivos de cada productor. ¿El objetivo es la alta producción, el costo bajo, maximizar los forrajes caseros, el rendimiento quesero, etc.?

Lo que se ponga como alimento en las raciones cambiará dependiendo de en qué lugar del espectro estén los objetivos del productor. En un rodeo que se esté buscando la máxima producción, querrá considerar un amplio equilibrio de aminoácidos, mientras que el productor a más bajo costo querrá maximizar los ingredientes de mejor valor tales como los granos destilados secos.

Para maximizar los forrajes caseros, los forrajes deben ser de excelente calidad. Cuanto más alta la calidad del forraje, más se puede dar como alimento en la ración. Además, los productores que buscan rendimiento quesero no tendrán que concentrarse en los componentes de la leche y qué poner como alimento para maximizar la grasa, proteínas y sólidos no grasos. En general, las raciones de fibra más altas y grasas no saturadas más bajas alcanzarán estos objetivos de rendimiento quesero baratos.

¿Por qué alimentamos a las vacas lecheras con los ingredientes que las alimentamos? Es sencillo: los nutrientes. Los nutrientes que le brindamos a la vaca se convertirán en la leche en el tanque. Piense en el sistema digestivo de la vaca como un tanque de fermentación. Cuanto mejor la fermentación, mejores los resultados. Si la fermentación no tiene lugar a niveles óptimos entonces se compromete la conversión de los nutrientes en leche.

Las bodegas prestan atención especial a la fermentación de su vino porque finalmente determina la calidad del producto final y su rentabilidad. Con las vacas es lo mismo. Si no alimentamos adecuadamente a los microorganismos en el rumen, entonces cae la eficiencia de la fermentación y sufre la rentabilidad.

Las vacas son consumidoras de subproductos, las recicladoras finales, así que existe un riesgo inherente de inconsistencia en el alimento que les damos. La creación de un buen protocolo consistente para el muestreo de alimentos es importante para rastrear y confirmar los nutrientes entregados en estos alimentos. Un pienso que tenía un valor de 25 por ciento de materia seca pero que ahora cambió a 21 por ciento ya no tendrá un valor. Entonces tiene que preguntarse, ¿por qué las estoy alimentando con esto?

El muestreo para confirmar los valores de nutrientes esperados le permitirá respaldar por qué las está alimentando con ese ingrediente o por qué ya no debería hacerlo más. La biodisponibilidad es otra razón por las que les brindamos ciertos ingredientes como alimentos y variará en todos los alimentos que les demos a las vacas lecheras. Desde las commodities pasando por los forrajes hasta las vitaminas y minerales, existe una diferencia en la manera en que la vaca puede o no utilizar los nutrientes contenidos en el alimento.

Existen ciertos ingredientes que se dan como alimento por su contenido de proteínas que tienen los valores de proteínas crudas que buscamos, pero que no tienen muy buena capacidad de digestión de esa proteína. La mala capacidad de digestión dispara un efecto dominó de eventos que todos queremos evitar. Si las vacas no están digiriendo los nutrientes, entonces estos simplemente están ocupando espacio en la ración, así como reduciendo los nutrientes que sí pretendemos que se le entreguen a la vaca, que a su vez cuestan dinero en vez de ahorrar dinero.

Entonces, lo que puede interpretarse como “una buena compra” se convierte en exactamente lo contrario con rapidez. Las vitaminas y minerales son otra área que tendrá diferente biodisponibilidad dependiendo de las fuentes. Los minerales quelados tendrán una biodisponibilidad mucho más alta que las fuentes inorgánicas debido a la manera en que se fabrican. La quelación ayuda a evitar que se conviertan en compuestos insolubles o coloides que no se difunden a través de una membrana animal.

La pregunta final en el diseño de raciones es: ¿Cómo la entregamos? Esta respuesta se discute cada día en la profesión de la nutrición lechera. Solo porque esté alimentando con un cierto alimento no significa que debería seguir poniéndolo cuando cambian los mercados o las estaciones. Es el seguimiento sobre cómo se alimenta lo que determinará su rentabilidad.

Tomemos por ejemplo los granos destilados secos. Existe un debate enorme entre los nutricionistas sobre cómo debería entregarse el alimento. Durante muchos meses, los DDG (granos secos destilados) fueron uno de los ingredientes más valiosos que se le podían dar a una vaca lechera en muchas partes del país. Sin embargo, tienen que optimizarse teniendo en cuenta que el nivel de grasa no saturada en los DDG es alto, lo que, si se suministra en exceso, es tóxico para los microorganismos ruminales y puede reducir la grasa butírica. Hay que calcular muy bien los niveles bajos de lisina para garantizar un equilibrio adecuado de aminoácidos.

Algunos ingredientes son más beneficiosos para ciertas etapas que otros. Por ejemplo, la pulpa de remolacha o pellets de cáscara de soja: he encontrado productores que tienen estos ingredientes en el tambo pero no los usan donde son más benéficos, que es en la ración del preparto. Las cáscaras de soja tienen un alto contenido de fibra detergente neutral digerible y la pulpa de remolacha es hidrófila, lo que significa que se expande con el agua para crear más relleno en los intestinos, y también es alta en pectinas. Estos ingredientes únicos hay que dárselos como alimento a las vacas en preparto cercano que requieren nutrientes únicos para el éxito de la transición.

Comprender la calidad de los forrajes y cómo impacta esta sobre el costo total del alimento es importante. Los forrajes representan aproximadamente el 50 por ciento de la materia seca de la ración. Hoy en día el ensilado de maíz compone la mayoría de la porción del forraje de la ración, y, dependiendo de la calidad, dictará el nivel de maíz suplementario formulado dentro de la ración y cómo se entrega el ensilado de maíz. Es sencillo: a medida que el ensilado de maíz mejora en la capacidad de digestión y el almidón, se alimentará con menos maíz.

Para lograr una digestibilidad y almidón óptimas, el factor más importante es la materia seca de toda la planta. El rango objetivo de materia seca debería ser de 35 a 40 por ciento, teniendo en mente que cuanto más seco el ensilado, mayor la intensidad que se necesita para compactarlo para una fermentación y densidad adecuadas. Estas recomendaciones de materia seca pueden parecer altas, pero después de concentrarme en esto con mis clientes con el transcurso de los años, las muestras más digestibles, más altas en almidón que se analizan están en un 35 a 40 por ciento de materia seca. En general, existe una relación 1:1 para materia seca y almidón. Treinta por ciento materia seca, 30 por ciento almidón; 40 por ciento materia seca, 40 por ciento almidón. Lo excelente acerca de mejorar el ensilado del maíz a partir de las prácticas de cosecha actuales es que no se necesita trabajo extra de parte del productor – solo prestar atención a cuándo se recoge la cosecha. A medida que madura la planta de maíz, se incrementará el almidón y la digestibilidad de la planta entera mientras que el grano se convierte en un porcentaje mayor de la planta.

Hacer estas tres preguntas (qué, por qué y cómo) cuando se trata de alimentar a la vaca lechera le permitirá cumplir con la diligencia debida para garantizar que esté alimentando a las vacas de la manera más óptima y rentable que pueda. La próxima vez que se reúna con el nutricionista, pregúntele qué, por qué y cómo. ¿Qué le estamos dando como alimento? ¿Por qué se lo estamos dando? ¿Cómo se lo estamos dando? (¿Puede darse de manera diferente)? Estimular esta discusión puede, de hecho, estimular algún cambio para una rentabilidad incrementada en estos tiempos de economía volátil.

PD

Se omitieron referencias por cuestiones de espacio, pero están disponibles a pedido.

Lo que les dé como alimento en las raciones para ganado lechero debe evaluarse en una base continua para garantizar un óptimo retorno sobre la inversión.

“En la economía lechera de hoy en día no podemos alimentar a las vacas solo porque “esto es lo que les dimos siempre”.

“Comprender la calidad de los forrajes y cómo esta impacta sobre el costo total del pienso es importante. Los forrajes representan aproximadamente el 50 por ciento de la materia seca de la ración”.

Brian Sundberg es consultor de nutrición y manejo de tambos de Progressive Dairy Solutions, Inc.